sábado, 17 de febrero de 2018

a una semana

Hace un día yo te odiaba a ti, si supieras lo que hice anoche me odiarías tú hoy.
Resultaba ser un tarde muy helada, pese a los rayos del sol y la claridad de la misma, no corría viento en realidad solo era aire, me volcaba en la eternidad del olvido al que me lancé y te extrañaba.
Con un café en la mano me entregué a la soledad, extrañando tu cara, tus labios, tus besos, tus abrazo, tu todo.
Será quizá esta mi declaración, acepto los términos y condiciones, me adhiero a las consecuencias y me entrego al profundo mar de mis sentimientos; aquellos que revivieron en aquel pedagógico.

Lo que en realidad esperaba era sentir, quería bañarme en ti con todos tus sucios secretos; ahora solo me quedo con el recuerdo de todos esos placeres que me enseñaste Eros.

Hace una semana te estaba besando justo ahora en este momento, hace una semana te tenía entre mis brazos sin miedos ni preocupaciones, sin culpas ni lamentos, ahora me lamento por la carencia de amor en la que te tuve y la falta de besos que ahora siento. Hace una, acaricié tu boca con la terquedad de mi sexo, arrullé el frágil de tus miedos con la ingenuidad de mis pasiones, te seduje con encantos viles y banales cuando tu te preocupaste de sembrar un jardín en mi que comienza a florecer; pero sigo aquí una semana después, recordándote, recordándonos a una semana. Llorando.

Creo que simplemente te he ahogado, finjo que tu ausencia no es parte de mis calamidades para poder conciliar el sueño, quizá si lo sigo negando no se vuelva real, quizá pueda volver a ser suficiente para ti, quizá nos vuelva a amar, quizá, así como para los cobardes, si lo sigo negando me consiga perdonar.
Quiero escribir a tu piel, al caribeño tono y relieve que tiene, ensalzar el sedoso firmamento en el cual habita tu ser, donde cada estrella posee un tono particularmente chocolatoso, a la dulzura de su aroma, eres la expresión a lo abstracto, a lo gótico, a lo nórdico.
Me siento a recordar el caos constituido en tu cabello, y la tormenta que se formaba al despertar, deseaba ser tu señora de los vientos para jugar con ellos, para sosegarme enredada en ellos, enredada en ti.
Perpetuar la destreza de tu mente y tus locuras, tus encantos y caricias,
Ahora que tan lejos te me hayas me veo lejana la idea de en ti volver a descansar, mas no quiero perder la esperanza de volver a recaer en ese pecho cálido y suave mejilla, mas que me parta un rayo el día que en mi no despierte la idea de amar, que el cielo se oscurezca  y caiga granizo sobre mi porque ni eso me hará reprimir esto que quema mi pecho, esto que quemas en mi pecho.